El complejo de bungalós está situado en la península de Zapata, al lado de un pueblo reconstruido de indígenas taínos y con acceso a los manglares a través de la laguna del Tesoro, ambiente natural en el que se funden la identidad cultural, historias y tradiciones de la zona
Este emplazamiento único, en su día refugio de Castro para la pesca de lubina (el bohío 33 era el de 'El Comandante'), se reparte en 12 pequeñas islas en la laguna del Tesoro y cuenta con 44 bohíos (cabañas) con tupidas cortinas y comodidades adecuadas, aunque los mosquitos pueden ser implacables. Tras un viaje en barco de 15 minutos a la oficina central, la cual se alza sobre estacas, se continúa en piragua a las cabañas. Los huéspedes deberán utilizar la piragua para ir a la sala principal y comer en el restaurante. Es un lugar interesante, pero a menos que los huéspedes deseen probar la pesca de lubina, es mejor continuar todo recto. El establecimiento tiene aire acondicionado y dispone de caja fuerte, servicio de cambio de divisas, sala de juegos, sala de TV, bar y aparcamiento.
Las cabañas de madera, cubiertas con hojas de palmera, son como camarotes de barco, pero con aire acondicionado y cuartos de baño nuevos con ducha, pequeños salones y una terraza privada. Otras comodidades incluidas son teléfono de línea directa, TV vía satélite, minibar y cama doble.
Hay eventos nocturnos que recrean rituales tradicionales. Los huéspedes también pueden alquilar barcos, montar a caballo, hacer submarinismo, observar aves o visitar una granja de cocodrilos cercana. El complejo cuenta con una piscina con tumbonas.
El almuerzo y la cena están disponibles a la carta.